No permitas, Señor, que viva y muera con un corazón egoísta, preocupado solo de tener yo lo necesario y olvidándome de tantos hermanos míos que se hallan acosados por el hambre y la enfermedad , sin techo para cobijarse y sin un trozo de pan que llevarse a la boca.
Un abrazo
D.G.;Zaragoza