Señor, me encuentro delante de ti con las manos vacías y el corazón de fiesta.
Contigo, Señor, siempre amanece.
Contigo he aprendido todo, a vivir la vida como una aventura de amor, tejida siempre de grandes sorpresas.
Camino decepcionado, pero sé que tú caminas a mi lado, a pesar de mis contradicciones, porque eres bueno y me quieres siempre con todos mis defectos.
Hoy quiero darte las gracias por acompañarme siempre.
Un abrazo
D.G.;Zaragoza