Hoy se celebra en la Iglesia la fiesta de san Benito. Indiscutiblemente Benito fue un hombre que ocupa un espacio importante dentro de la historia y no solo de la historia eclesial sino también la social, cultural y política. Cualquiera que hurgue un poco en los libros de historia se encontrará con abundantísimo material que explica cómo los monjes y monjas fueron “construyendo” Europa debido a su expansión. Allí donde surgía una comunidad monástica se generaba vida abundante.
A Benito se le considera patrón de Europa junto con santa Catalina de Siena, los santos Cirilo y Metodio, santa Brígida de Suecia y santa Teresa Benedicta de la Cruz. Seis personas que engloban las diferentes partes de Europa.
Últimamente se oye en muchos círculos la reflexión respecto a que Europa está buscando su identidad. Resulta difícil madurar, crecer y saber hacia dónde caminar si uno no sabe bien quién es, si desconoce sus orígenes, aquello que lo conforma, lo moldea e, inevitablemente, matiza su presente.
“No sé muy bien quién soy”, me decía una joven hace unos meses. Bueno, le contesté, quizás podamos, con paciencia y ternura, ir dando respusta a eso.
Algo así le sucede a Europa, y no es malo, al contrario; reconocer que no tenemos identidad es el primer paso en la búsqueda de la misma. Usemos la ternura, la pacincia y la aceptación para ver quién es Europa,… además de la fenicia raptada por Zeus.
¿De dónde venimos, a dónde vamos, qué pretendemos, qué no queremos?…
Benito nos da algunas pistas ya que su historia personal está indivisiblemente unida a la historia de lo que hoy llamamos Europa.
Benito habla de la paz, la acogida, el servicio,… Todos son términos de profundo contenido que quizás nos saquen lo colores a más de uno si miramos más allá de nuestra nariz y contemplamos con ojos de freternidad.
Felicidades a toda la familia benedictina…