Quería escribir esto como respuesta a la entrada sobre el "imperio gay" y las sabias respuestas de los hermanos Visibles y Dorian Gay, pero he preferido, a la hora de decir que ya es hora de dejar aquello donde no somos queridos, hacer una entrada propia hablando de mi experiencia de salida por la puerta de atrás.
Es la hora de los hechos. Yo dejé la Iglesia Católica en 1995. No fue un marcharme siendo apóstata, ni pidiendo que me borrasen de sus registros, ni marchándome a otra confesión, ni renunciando a nada. Me marché porqué no me sentía hijo de la Iglesia, ni a esta la la veía como madre. Ni como maestra. Y mucho menos como las únicas paredes donde está Dios. Dios está precisamente donde dicen y en aquellos que nombran Visibles y Dorian Gay.
Fue duro. Me despedí diciéndole a Dios que no podía seguir alli y que me ayudase. Y lo hice en una iglesia. Encendí una vela y me marché. Regresé cientos de veces, a rezar, a meditar, a escuchar misa cuando me apetecía...sin sentirme ya parte. No existía internet donde me pudiese sentir miembro de algo. No había foros donde comentar y leer las experiencias de salida de otros. Yo no me marché a otra iglesia. ¿A una evangélica, donde nos detestan más que en la Iglesia de Roma? Además de no estar de acuerdo en la incapacidad de estos hermanos de hablar y sentir a Dios si no es con la Biblia a cuestas (pienso que adoran más a la Biblia que a Dios) y no saber lo que es poder sentir a Dios sin recurrir a versículos de libros escritos hace 2.800 años.. No había esos años iglesias inclusivas alternativas como las que hay ahora. La alternativa a una iglesia que no nos quería eran unas iglesias que nos odiaban tanto que a diferencia del catolicismo, decían claramente lo malditos y renegados que eramos para ellos, recurriendo como siempre, a la Biblia, y jamás utilizando la razón.
Me sentí huérfano. Tuve que aprender a tener a Dios en mi vida sin ritos ni dogmas. Sin templos donde "vivía" Dios ni castas sacerdotales. Aprendí a sentir a Dios con la lectura de las voces de la mística, con la observación de lo creado por Dios, viviendo más la experiencia personal de unión con el Creador, con el trabajo con aquellos los que ves a Cristo mil veces más que en un crucifijo....
No es un camino fácil, sobretodo cuando lo haces solo y sin marcharte a un lugar alternativo donde sabes que te acogerán. En 1995 te marchabas para ir por el desierto, o para acabar en un lugar peor, o para alcanzar la paz en la compañía dulce y consoladora de Dios. Hoy dia hay otras alternativas, otras casas, otros pastores, otros hermanos,etc....esperando al que huye de de donde no se le quiere.
Lo que está claro es que estar en un lugar donde nos llaman imperio después de que asesinasen a 50 hermanos por culpa del odio, es como dormir con un maltratador.
50 muertos. A los que podemos colocar con los miles que son asesinados en las calles latinoamericanas por policias que aman derramar sangre, con los millones que son perseguidos en paises donde el derecho y la justicia no esisten, y con las decenas de millones obligados a vivir hasta morir sin que jamás hayan podido ser libres y ejercer su identidad homosexual por convencionalismos sociales que solo considera lícita la heterosexualidad y una sola manera de ser varón o mujer.
Cuando me marché fui libre. Sed libres todos, no esteis con esas cadenas que os unen a gente como Cañizares.