Desde Valencia, hemos conocido que nuestro Arzobispo alerta contra "el imperio gay" (más en https://www.cristianosgays.com/2016/06/13/advertir-contra-el-imperio-gay-es-libertad-de-expresion-segun-la-conferencia-episcopal/). La Conferencia Episcopal ya ha añadido que Cañizares está ejerciendo su derecho a la libertad de expresión. Sin duda es cierto que las personas tenemos derecho a expresarnos de forma libre. Pero lo justo es proteger a la persona, y no a la propia opinión. Y por tanto, queda fuera de toda duda que el señor Arzobispo merece ser respetado, aunque no así su opinión sobre las personas LGTB, que es tan patética y errática como injuriosa. Bien ha merecido la denuncia del colectivo valenciano LGTB Lambda, por delito de odio.
Se me cae la cara de vergüenza cuando amistades y conocidos gais o lesbianas me ven con un crucifijo y lo vinculan con el Arzobispado. Pero les comprendo. Razón no les falta. Comprendo que después de sucesos como éste, los gais y las lesbianas y los transexuales, arremetan contra la Iglesia Católica. Me repugna ver que los representantes y jerarquía de la Iglesia Católica dedican sus recursos a avivar las llamas de la intolerancia, el odio, la discriminación por razón de la orientación sexual.
¿Por qué no aceptar la diversidad sin tratar de juzgarla de ese modo enfermizo, reiterativo y nocivo contra personas de carne y hueso? ¿Por qué ese odio contra la dignidad de los hombres gais y mujeres lesbianas? ¿Con qué legitimidad convierten el Amor de Dios en un mensaje de rencor y odio, sin más resultado que la animadversión de cristianos y ateos, especialmente los más jóvenes, cada vez más distanciados de la Iglesia? ¿Por qué la Iglesia Católica está enferma de odio, rabia, asco? ¿Por qué la Iglesia Católica se está destruyendo a sí misma?
Después de este tipo de declaraciones, se me cae la cara de vergüenza cuando entro en una iglesia. Pienso. ¿Es en este lugar donde Dios me acoge? ¿Es entre estas paredes donde puedo hallar su Amor? Siento a Dios cuando miro a los ojos de un anciano en un comedor social. Cuando observo las flores en el campo. Cuando escucho el Ave Maria de Schubert. Cuando un niño pequeño me sonríe en su infinita naturalidad.
Como cristiano y homosexual, escucho las palabras del arzobispo y siento que no pertenezco a la Iglesia Católica. La Biblia no me enseña a odiar ni ser odiado por mi condición. Y en fin, pienso que mi lugar no está dentro de una iglesia, sino donde puedo encontrar verdaderamente la presencia de Dios.
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Iglesia Católica contra Iglesia Católica
(2 mensajes)-
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MiembroPublicado hace 8 años # -
Cuanta razón tienes hermano. A Dios ya no se le puede encerrar en esos muros por muy esbeltos que sean, ni en ritos por muy hermosos que sean,... A Dios lo vamos a encontrar en esos campos de refugiados, entre la gente que vemos a diario buscando entre los contenedores de los supermercados, en la inocencia de la mirada de un niño,... Por eso es tan importante la familiaridad con la Palabra porque solo así actuaremos ante los acontecimientos de la vida como un verdadero hijo de Dios.
Un abrazo
D.G.;ZaragozaPublicado hace 8 años #
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