Jesús, cuando llega la noche
me encanta hablar contigo,
pensar tranquilamente
en el día que termina.
No me gusta ver sólo lo negativo,
seguramente que hice mal algunas cosas,
pero tambien han sido
muchas las cosas buenas que he tenido.
Quiero cantar tus misericordias,
quiero aprender a ser feliz con lo que tengo,
a dejarme en tus manos,
a vivir siempre con la convicción
de que eres mi mejor amigo
y cuidas de mí.
Amén.
Un abrazo
D.G.;Zaragoza