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¿Qué evangelio?

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  • Iniciado hace 8 años por Daniel Valero

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  1. Daniel Valero
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    Buenas Noticias: eso es lo que significa en griego evangelio. Sin embargo, no cualquier buena noticia es el Evangelio de Cristo Jesús. Circulan, hoy como ayer, diferentes “evangelios” que tienen más o menos éxito entre sus seguidores, sobre todo, por el tipo de promesas que hacen a sus adeptos.

    En muchas sectas que se aprovechan de la ignorancia y necesidad de sus seguidores, tiene mucho éxito el “evangelio” de la prosperidad. A mayor pobreza de los fieles, mayor riqueza de sus líderes, que extorsionan, manipulan y abusan espiritual y económicamente de personas necesitadas a las que se le promete riqueza material, éxito y vida de lujo si siguen fielmente las enseñanzas de sus líderes y sobre todo, dan mucho dinero al “Señor”, porque según este perverso engaño, cuanto más dinero ofrendas, mayor bendición de Dios recibirás. Utilizan decretos de abundancia, de liberación de deudas y similares, para conseguir bienes materiales. Utilizan y simulan chantajear a Dios para conseguir riqueza, como si Dios necesitase ofrendas materiales para bendecir a sus hijas e hijos. Ni que decir tiene que la única cuenta corriente que crece es la de los engañadores que controlan a esta pobre gente.

    En cambio Jesús dice:

    “Nadie puede ser esclavo de dos amos, porque preferirá a uno más que a otro. Y si obedece a uno, desobedecerá al otro. No se puede servir al mismo tiempo a Dios y al dinero.” Lc 16,13 (TLA)

    Otro tipo de “evangelio” es el ritualista. Enseña que lo más importante es cumplir normas, preceptos, creer ciegamente en dogmas de tal o cual iglesia, cumplir con devociones infantiloides y ajenas a las propias Escrituras y llevar una vida piadosa llena de apariencias y convencionalismos religiosos. Las tradiciones ahogan cualquier intento de llegar a la esencia del mensaje evangélico, perdiéndose entre los metros de telas “sagradas” que suelen utilizar para envolverse y envolver toda devoción. Aman el boato, la exuberancia, el teatro, la magnificencia, lo mistérico. Es un evangelio sin evangelio, sin buena noticia que dar, porque la única noticia es una lista interminable de deberes religiosos. La gracia, el amor, el perdón, se obtienen a cambio de cumplir determinadas leyes. Su máxima preferida sería del tipo: fuera de la iglesia no hay salvación.

    En cambio Jesús dice:

    “Imponen mandamientos muy difíciles de cumplir, pero no hacen ni el más mínimo esfuerzo por cumplirlos. Todo eso lo hacen para que la gente los vea y los admire. Por eso escriben frases de la Biblia en papelitos que guardan en cajitas de cuero, y se las ponen en la frente y en los brazos. Cada vez hacen más grandes esas cajitas y los flecos que le ponen a la ropa, para que la gente piense que son muy obedientes a Dios. Cuando van a la sinagoga o asisten a fiestas, les encanta que los traten como si fueran los más importantes. Les gusta que la gente los salude en el mercado con gran respeto, y que los llame maestros. Pero ustedes no esperen que la gente los llame maestros, porque ustedes son como hermanos, y tienen solamente un maestro. No le digan padre a nadie, porque el único padre que ustedes tienen es Dios, que está en el cielo. Tampoco esperen que la gente los trate como líderes, porque yo, el Mesías, soy su único líder. El más importante de ustedes deberá ser el sirviente de todos. Porque los que se creen más importantes que los demás serán tratados como los menos importantes. Y los que se comportan como los menos importantes serán tratados como los más importantes.” Mt 23,4-12 (TLA)

    Encontramos también un “evangelio” bibliólatra, es decir, pone a las Escrituras, a la Biblia por encima de Dios y de Cristo, siendo el verdadero objeto de devoción, veneración e indiscutible obediencia. Cree tener la única interpretación bíblica válida de todas las posibles, se caracteriza por ser profundamente irracional, falto de amor al prójimo y muy incoherente, pues en su propia ignorancia desconoce estar haciendo interpretación también, ya que absolutamente nadie hoy en día, cumple ni puede cumplir todo lo que la Biblia dice, por muy literalista y fundamentalista que sea. Suele ser un mensaje de odio al diferente, a los herejes, a los perdidos, mal disimulado por un “celo proselitista”, en teoría por amor al pecador. Castigos apocalípticos, demonios por doquier y amenazas infernales suelen ser muy de su agrado. Más que de un evangelio, podríamos hablar de un antievangelio.

    En cambio Jesús dice:

    “Ustedes estudian la Biblia con mucho cuidado porque creen que así alcanzarán la vida eterna. Sin embargo, a pesar de que la Biblia habla bien de mí, ustedes no quieren creer en mí para alcanzar la vida eterna. A mí no me interesa que la gente hable bien de mí. Además, a ustedes los conozco muy bien, y sé que no aman a Dios. Él es mi Padre, y me ha enviado, pero ustedes no me han aceptado. Sin embargo, a quien viene por su propia cuenta, ustedes sí lo reciben. ¡Cómo van a creerme, si les gusta que sea la gente la que hable bien de ustedes, y no el Dios único! No crean que yo voy a acusarlos con mi Padre. Ustedes han confiado en lo que Moisés escribió, y será Moisés quien los acuse. Si le creyeran a Moisés, también creerían en mí, pues él escribió acerca de mí. Pero si no creen en lo que él escribió, ¿cómo van a creer en lo que yo les digo?” Jn 5,39-47 (TLA)

    Un último ejemplo, aunque habría más, sería un “evangelio New Age”. Sumamente espiritualista, desencarnado, con elementos también de ideas sobre prosperidad material, mental y espiritual. Defiende que si crees en Dios, todo te irá bien, irás evolucionando en todos los niveles de tu existencia humana hasta llegar a un estado de divinidad progresiva. Su ideario es más propio de los libros de autoayuda que del Evangelio: “Cuando deseas alcanzar u obtener algo en la vida, el universo conspira para que lo logres.” Da igual las técnicas que utilices para conseguir ese bienestar, porque el fin último es eso, conseguir un bienestar personal. Es un “evangelio” muy propio de la sociedad posmoderna capitalista, egoísta, avariciosa,superficial, individualista.

    En cambio Jesús dice:

    “Lo que yo os mando es que os améis los unos a los otros. Si el mundo os odia, sabed que primero me odió a mí. Si pertenecierais al mundo, el mundo os amaría como cosa propia. Pero como no pertenecéis al mundo, sino que yo os elegí y os saqué de él, por eso el mundo os odia. Recordad lo que os he dicho: “Ningún siervo es superior a su amo”. Como me han perseguido a mí, os perseguirán también a vosotros; y en la medida en que han puesto en práctica mi mensaje, también pondrán en práctica el vuestro. Y todo lo que hagan contra vosotros por mi causa, lo harán porque no conocen a aquel que me envió.” Jn 15,17-21 (BLP)

    Jesús nos dice con claridad que, además de los problemas cotidianos a los que estamos sujetos como todo ser humano, el precio de ser cristiano, muchas veces va a ser el desprecio, la burla, la persecución, tortura, incluso la muerte. ¿Por qué? porque el Evangelio según Jesús es:

    “El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha consagrado para llevar a los pobres la buena noticia de la salvación; me ha enviado a anunciar la libertad a los presos y a dar vista a los ciegos; a liberar a los oprimidos y a proclamar un año en el que el Señor concederá su gracia.” Lc 4,18-19 (BLP)

    Esta es la clave para entender el evangelio. Las Buenas Noticias son para la comunidad, la salvación es un asunto comunitario, no exclusivamente personal, nada nos asegura el éxito, la abundancia material, la ausencia de problemas. Es más, podemos esperar tenerlos si anunciamos el evangelio, es decir, si denunciamos y actuamos contra la injusticia, si mostramos el amor de Dios para con todas y todos, si no somos excluyentes, si nos ponemos del lado de oprimidos y débiles, como Jesús, al poder, sea cual sea, no le va a gustar y seremos objeto de escarnio u objetivo a eliminar.

    Sí hay, sin embargo una promesa de Jesús, que nos alienta a no desfallecer en el camino:

    “Os he dicho todo esto para que, unidos a mí, encontréis paz. En el mundo tendréis sufrimientos; pero ¡ánimo!, yo he vencido al mundo.” Jn 16,33 (BLP)

    Que nadie nos engañe con falsos evangelios. El camino no siempre es fácil, pero hemos de triunfar al fin, con la ayuda de Dios.

    Daniel, Asturias

    Publicado hace 8 años #

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