Jesús fue un temible cuestionador de las actitudes religiosas, y contrapuso a ellas su Buena Noticia, fustigó con energía las contradicciones del culto. No estableció para sus seguidores los elementos más característicos de la Religión como son el espacio sagrado ni el "clero".
Las comunidades primeras tenían claro que Dios nos regala, por el Bautismo, una participación en el sacerdocio de Cristo. Considerar el sacramento del Orden un sacerdocio real, diferente del sacerdocio común de los fieles, es una usurpación de la condición única sacerdotal de Jesucristo, y de la común dignidad sacerdotal de todos los fieles cristianos.
fr.barnardo Yoel.c.g. Valencia