En la Biblia se mencionan cinco Marías. La María de la cual ahora quiero escribir, fue descendiente del rey David e hija de Eli. El evangelio de Lucas, nos menciona que fue el ángel Gabriel quién le anunció que iba a concebir un hijo, al que debería de ponerle el nombre de Jesús. En Mateo, agrega, que esto se hizo para cumplir el oráculo del Señor por medio de su profeta: Ved que la virgen concebirá y dará a luz a un hijo, a quien pondrán de nombre Enmanuel, que significa, Dios con nosotros.
Ella estaba prometida con José también de la tribu de Judá como ella y descendiente del rey David. Aún no se habían unido en matrimonio, pero según la costumbre de entonces, estaban comprometidos para formalizar más adelante su relación.Por lo tanto una joven a la que un ángel le anuncia que iba a tener un hijo sin haber conocido varón, la debió de conmocionar, tuvo que sentirse perpleja, ella misma comentaría que como podría ser eso si no había tenido coito con ningún varón, ella le comenta, soy actualmente virgen.
Para una persona informada de nuestros días, ya en el siglo XXI, esto no podría parecerle algo tan extraordinario, si el hombre es capaz de clonar animales o practicar la fecundación in vitro, o hacer que un ovulo pueda estar exento con la manipulación en un laboratorio de determinadas enfermedades o realzar determinadas características físicas, acaso el que nuestro Señor, con su inteligencia sobrecogedora y organizador del universo, para él este hecho no dejaría de ser una anécdota ,el que una virgen pudiera concebir.
Una de las preguntas que a veces se hacen es de si María fue siempre virgen. Si nos remitimos a la Enciclopedia Católica, en su tomo número nueve, página 337, nos informa de que las palabras griegas utilizadas en Mateo 13:55,56, tienen el significado de hermano y hermana en el sentido en que una persona del ámbito griego podría entender como hermanos carnales.
En Marcos 3:31-35, el evangelista comenta que llegaron su madre y sus hermanos y se quedaron fuera, enviándole a llamar, los que son enviados por ellos, le comentan a Jesús, tus hermanos y hermanas están afuera y te buscan. Jesús les responde ¿quién es mi madre y mis hermanos? y mirando a su alrededor, dice: Estos son mis hermanos y mi madre, quien cumpla la voluntad de Dios. En estas frases Jesús hace una clara distinción entre sus hermanos carnales y sus hermanos espirituales. La palabra griega que usa para parientes es la palabra griega sig-ge-non, si Jesús hubiese querido hacer patente que eran sus parientes no en primera linea, el escritor hubiese utilizado esta expresión griega.
En la actitud de María ante este anuncio tan perturbador para una joven inexperta, podemos obtener la enseñanza de lo que para nosotros pueda parecernos imposible, no es así para nuestro Señor, que sí lo hará realidad.
Una de las enseñanzas que también podemos obtener de la situación de María, es que el Señor no escogió una de las princesas de la corte o una joven rica procedente de las mejores familias de Israel, o hija de algunos de los principales del sanedrín, NO, el Señor escogió a una mujer humilde, a Dios no le importa que posición social ocupes, el señor no hace distinciones.El apóstol Pablo nos relata:
1 Corintios 1:26-31
26 Pues considerad, hermanos, vuestro llamamiento; no hubo muchos sabios conforme a la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; 27 sino que Dios ha escogido lo necio del mundo, para avergonzar a los sabios; y Dios ha escogido lo débil del mundo, para avergonzar a lo que es fuerte; 28 y lo vil y despreciado del mundo ha escogido Dios; lo que no es, para anular lo que es; 29 para que nadie se jacte delante de Dios. 30 Mas por obra suya estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual se hizo para nosotros sabiduría de Dios, y justificación, y santificación, y redención, 31 para que, tal como está escrito: EL QUE SE GLORIA,"QUE SE GLORIE EN EL SEÑOR.
Los padres deberían también seguir el ejemplo de María, la cual enseñó diligentemente la palabra del Señor a Jesús, esto se vio demostrado, cuando Jesús a sus 12 años de edad estuvo conversando en el templo con los sacerdotes y demostró su conocimiento de las escrituras (Lucas 2:42,46-49).
Una de las preguntas que a veces nos hacemos, es si las oraciones que hacemos a María, como intercesora son escuchadas por nuestro Señor. La escrituras en este caso son bastante claras, fue el mismo Jesús el que nos lo dejó claro cuando, nos enseñó el modo correcto de orar en la oración del padre nuestro que recuerdo de nuevo.
Mateo 6:9-13
El Padre nuestro
9 Vosotros, pues, orad de esta manera:
"Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre."
10 "Venga tu reino. Hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo."
11 "Danos hoy el pan nuestro de cada día."
12 "Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros hemos perdonado a nuestros deudores."
13 "Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal. Porque tuyo es el reino y el poder y la gloria para siempre jamás. Amén."
Jesús nos enseña: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre sino por mí. Las oraciones que deseamos dirigir al Padre, como bien nos enseña Jesús deben de hacerse según las instrucciones que el nos dejó.
¿Pero acaso es esta la única forma de dirigirnos al Padre? El ejemplo de María, de su vida, nos puede enseñar como podría ser la nuestra, una vida de sencillez, abnegación e intento de pureza moral, porque una persona que intenta ser cada día mejor, no necesita de grandes oraciones, porque como también indicó Jesús, el Padre, sabe las cosas que necesitamos sin necesidad de que se las expresemos, el apóstol en Romanos 8 nos enseña:
26 Y de la misma manera, también el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; porque no sabemos orar como debiéramos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles.
El Señor nos contempla, y sabe lo que necesitamos, pero también debemos contemplar que los tiempos de nuestro Señor no son los nuestros, y lo que nosotros interpretamos como tardanza, conforme a nuestra pequeñez y medición del tiempo efímera, para el Señor es un tiempo en el que se debe dilucidar su gobernanza.
María confió en el Señor y se abandonó a sus brazos,hagamos como ella y confiemos en su palabra. Nunca nos abandonará.
Abdías.
Comunidad Anawin Zaragoza.
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