Una institución refugio para homosexuales. Los hay, los hubo y los habrá. Por mucho que filtren en los seminarios y los noviciados. Los hay incluso en los centros de poder religiosos, de todas las confesiones.
El problema no es acabar por los gays, sino saber si para presidir el altar hay que ser heterosexual. ¡Que diferencia hay entre uno y el otro! Acaso es más pecador el homosexual que el heterosexual?.
Con culpa o sin ella, el caso es que no hay sitio en el altar para los gays ni los mujeres.
YOEL