Los cristianos no podemos ni debemos volver a esas antiguas formas enfermizas de entender la fe, asociada al martirio y a la búsqueda voluntaria del sufrimiento. Los cristianos no debemos defender esa forma dolorista o masoquista de entender la vida. El sufrimiento no es un don de Dios (don = regalo ), sino parte inevitable de la vida humana; el único sufrimiento querido por Dios es el que surge de la lucha contra el sufrimiento. Dios no quiere el sufrimiento cuando es el resultado de una forma de vivir que no soporta la gente que sufre.
Nuestra salvación es la historia del sufrimiento del amor apasionado de Dios. Los cristianos creemos en un Dios apasionado, en dos sentidos: por que nos amó en un amor infinito, y por que sufrió por la humanidad doliente.
El Dios del profeta de Nazaret, es solidario con los pecadores y con las víctimas. Con los pecadores, por que carga con el pecado y la culpa; con las víctimas, porque carga con el sufrimiento del mundo.
Bernardo YOEL.c.g. Valencia