Porque tú has creado el encanto de la niñez,
la belleza de la juventud.
el atractivo de la madurez
y el respeto de la senectud.
yo te bendigo, Señor.
Porque tú has creado las lagrimas y las sonrisas.
las palabras, los abrazos, los besos y las caricias,
y toda expresión de amor,
yo te bendigo, Señor.
Un abrazo
D.G.;Zaragoza