Jesús se presenta en medio del pueblo. Se acerca a Bautizarse en medio de los pecadores, como uno más. Él, que no necesita ese bautismo.
De su vida de carpintero en Nazaret,pasa a recorrer el país anunciando el Reino, curando y atendiendo a los que lo necesitan. En ese bautismo de Juan el Padre lo proclama como Hijo amado. Él es el elegido.
Nuestro bautismo no es el de Juan, sino el de Jesús. ¿Realmente ese bautizo ha cambiado nuestras vidas? Ese bautismo que recibimos un día ha de ser ratificado con nuestra conversión.
Jesús se acerca entre los pecadores, y se acerca orando y amando. Es así como debemos acercarnos nosotros a Dios. Hemos de ir formando comunidad con los despreciados de este mundo. Hemos de ir orando, es decir, contemplando las palabras del Evangelio. Uniendo nuestro corazón al de Jesús y al de todos los hombres. Sólo así lograremos que nuestro " bautismo " sea una experiencia, un cambio de vida, una auténtica conversión.
Bernardo YOEL. Valencia. España