María estando encinta parte a las montañas (sola y decidida) para visitar a su prima Isabel. El encuentro con Dios, el misterio no nos encierra en nosotros mismos, sino que nos hace salir de nosotros.
María podía haberse quedado dándole vueltas a lo que acababa de ocurrirle. Sin embargo, ella piensa inmediatamente en su prima y acude a ayudarla.
Me diréis, ¿ pero es que nosotros podemos tener acaso ese encuentro con Dios?. La verdad es, que Dios sale cada día a nuestro encuentro. Pero debemos tener nuestro corazón preparado para saberlo ver. Se nos acerca en cada una de las personas que encontramos. Y el evangelio nos da la señales de que ese encuentro es verdadero:
Nos hará salir de nosotros. Iremos rápidamente al encuentro del que nos necesite, alegres.
Nos consideramos personas sencillas, pero llenas de fuerza para amar a los demás.
Recibimos con alegría al otro que se nos acerca.
Seremos dichosos si creemos que Dios está en el otro y que nos pide que nos entreguemos a Él.
Encontrarse con Dios no supone necesariamente algo extraordinario. Encontrarse con Dios es saberlo ver en cada cosa, en cada ser, en cada hecho de nuestra vida.
fr. Bernardo Yoel c.g. Valencia.
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PD. Aquel que dijo "Yo soy la vida" podría haber dicho igualmente "Yo soy la alegría"
El sábado 19, fue un día de fiesta, un día de lujo al poder celebrar en una "catedral" especial la Eucaristía con mi hermano Dorian, que vino expresamente de Zaragoza. También llegaron de Aragon el purificador,la palia y el corporal. (gracias hermanos por que se han quedado en Valencia,para recordaros muchas veces y muchos días.
Paseando por la G.Via disfrutando del día primaveral, también tuvimos una buena comida y una tertulia, larga,larga.
Gracias hermano.