Dios nos ha creado para ser felices con nuestra homosexualidad, por que Él es feliz de vernos que nos aceptamos y queremos. Dios es dicha compartida. Dios es explosión de felicidad. Dios es danza misteriosa y trascendente.
Todos queremos ser felices, porque este deseo lo llevamos en los genes. Hoy más que nunca se desea un mundo feliz y se nos ofrece una felicidad barata. Una felicidad que rehúye el esfuerzo (ya lo hará otro), no nos sacrificamos por nadie y aguantamos a los que nos caen bien..... Apartamos de nosotros todo lo que suponga dolor, ancianidad, fracaso...Todo el grupo tiene que sonreír ser joven y seductor...Pero todo eso a la larga produce vacío y angustia.
La verdadera alegría es otra cosa. Tiene que ver con la libertad íntima, el esfuerzo creativo,la comunicación sincera...Es decir con el amor.
Es más bonito conquistar algo deseado que el que te lo regalen. Todo lo que es vida nos gratifica, aunque para conseguir tengamos que pasar alguna noche oscura. A los esfuerzos creadores se puede aplicar lo del salmo: "Los que sembraban con lágrimas cosechan entre cantares" (125) El don se agradece, pero la conquista nos engrandece.
fr. Bernardo YOEL CG. VALENCIA