Hay que dejarlo todo en el seguimiento de Jesús; primero, las cosas: lo que se recibe heredado y viene grapado al apellido, lo que es fruto del trabajo y lleva nuestra huella.
También hay que dejarse a si mismo: los propios miedos con su parálisis, y los propios saberes, con sus rutas ya trazadas.
Después hay que entregar las llaves del futuro, acoger lo que nos ofrece el Señor de la historia, y avanzar en dialogo de libertades encontradas mutuamente para siempre, que se unifican en un único paso, en la nueva puntada de tejido.
Un abrazo
D.G.;Zaragoza