Un monje del monasterio llamó a la puerta del Abad. Muchas veces lo hacía para pedir cualquier menudencia o como escusa para charlar. El Abad lo hizo pasar y lo acomodo en una silla frente a el.
- Cada vez me veo más desorientado. La sociedad ha perdido sus valores. La iglesia de Roma decepciona cada día más a pesar de que Francisco intenta poner orden,las iglesias hermanas también tienen sus luchar interna. Me siento como un extranjero en este mundo.
El Abad como de costumbre, guardo silencio unos instantes, luego tomo un libro que tenía sobre la mesa y empezó a buscar en él.
-Escucha lo que dice este libro:" (CD. Viatge a Itaca de Lluis Llac) En este mundo nos sentimos extranjeros, exiliados. Como Ulises, al que unos marinos cambiaron de lugar mientras dormía, y se despertó en un lugar desconocido anhelando a Itaca, con un anhelo que desgarraba el alma. De pronto Atenea le abrió los ojos y se dio cuenta de que ya estaba el Itaca. De la misma manera, todo hombre que desea incansablemente su patria, que no se distrae de su destino por ir a Calipso no por la sirenas, se da cuenta un día de que ya está en su patria."
Volvió a guardar silencio, y luego concluyó:
- Primero debemos tener clara cuál es nuestra patria. Y nuestra patria es Dios através del Profeta de Nazaret. De Él venimos y a Él regresamos. Es nuestra Itaca. Luego debemos evitar todo aquello que nos distraiga de nuestro camino. La falsa felicidad de Calipso,los cantos de Sirena....sólo así descubriremos un día, que ya estamos en nuestra patria. Que estamos con Dios y Dios con nosotros.
bernardo YOEL. Valencia.España
