El caso de Monseñor Krysztof Charamsa a mi me produce sentimientos y reflexiones contrastantes. Por un lado me ha gustado que ocurriera el caso: así se pone en evidencia, que lo que parece estar "atado y bien atado", en la Iglesia católica, se les escapa por todos los lados. Hace evidente delante de la sociedad que la Iglesia tiene un tema pendiente que es el de la obligatoriedad del celibato, el de la homosexualidad, y en general el tema de la sexualidad. Además cuando Monseñor habla delante de los medios de comunicación lo hace con un lenguaje nada crispado, lo que da credibilidad a su causa..., al menos en Cataluña parece que todos los medios de comunicación y la mayoría de la gente se ha puesto de su parte; y la Iglesia con todos sus obispos reunidos en el Sínodo de la familia parecen un grupo de carcas, alejados de los verdaderos problemas de la sociedad, que pocas novedades parece nos van a dar.
Por otra parte, algo no me huele del todo bien, cuando alguien alardea de no haber cumplido con sus compromisos. Como si llevar una doble vida durante mucho tiempo fuera algo completamente normal. Como si la honestidad no fuera también un tema a tratar y de capital importancia en el desarrollo de la propia personalidad. Como si para llegar a un puesto en la Congregación para la doctrina de la fe, no hubiera hecho nunca "carrera eclesial" con todo lo que esto supone de hipocresía, falta de discernimiento, y ofensa al Espíritu.
Es verdad que cuando uno no puede seguir con sus compromisos, mejor cambiar. La fidelidad al proyecto elegido con anterioridad no lo es todo, porque la vida da muchas vueltas, y al final la fidelidad a la propia conciencia es lo que vale, porque ser fiel a la Iglesia no siempre significa ser fieles al Reino de Dios. Pero algo de humildad tendría que haber en esta decisión. Un "me equivoqué", o "no nos hemos entendido", "ha sido imposible continuar, quizás también fue culpa mía...". Si no, "toda la culpa es de los otros". Y esto no me vale. Se ha hecho de Monseñor Krysztof Charamsa un héroe. Y quizás sí que es un héroe... pero también son héroes los que han elegido libremente ser fieles a su celibato por el Reino de Dios, y con penas y trabajos, han conseguido una cierta dignidad y equilibro afectivo, y sus frutos por el Reino son evidentes. Y de estos otros héroes los medios de comunicación no entienden, se les escapa. A la mayoría de la gente que no tienen sensibilidad espiritual se les escapa.
Conclusión: bien por Mon Charamsa, porque ha hecho de su necesidad virtud...porque nos ayuda a todos a luchar con la causa de que la homosexualidad sea reconocida en la iglesia, que vuelva a salir otra vez al debate público el tema del celibato obligatorio, que da mucho sufrimiento innecesario. Por otra mi reconocimiento más reverente a los que con el celibato por el Reino de los cielos, dan un testimonio también de que la sexualidad no lo es todo, que es un medio entre muchos otros, que lo que lo es todo es el amor.
Miquel
religioso, sacerdote