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Soledad aceptada o no aceptada

(5 mensajes)
  1. HPMARTIN
    Miembro

    SOLEDAD ACEPTADA O NO ACEPTADA.

    Hoy en el telediario de la primera se ha hablado de la soledad como la mayor lacra de nuestro tiempo. Ya decía A. Machado:” Por mis soledades voy de mis soledades vengo que para hablar conmigo me basta mis pensamientos”.
    De soledad los homosexuales sabemos mucho, ya en nuestra niñez y adolescencia la hemos experimentado al sentirnos diferentes de nuestros compañeros heterosexuales, cuando no, aunque no es mi caso, por esa diferencia hayan sido objeto de buling. No me refiero a estos casos, que cuando no menos son objeto, según nuestras leyes, de delito y en algunos casos de cárcel. Yo he presenciado varios episodios de este tipo en nuestros campamentos, colegio y colegio mayor; y da la casualidad que los que los provocaban eran los que más tenían que callar.
    Me refiero al hecho de que el homosexual a media que va madurando se va aislando, se va sintiendo mas al margen de los compañeros de su generación y no digamos cuando sus amigos y amigas se casan, entonces el gay se encuentra solo, aislado. No es raro ver a homosexuales solitarios paseando solos.
    Hay soledad que viene con la vida, por ejemplo mi padre al morir mi madre, cuantos viudos y viudas hay. Otros que no se han casado porque no han querido o porque no han encontrado a a la pareja ideal, en este caso hay que aceptar la vida tal y como viene.
    Hay gente que vive sola porque le gusta, en su soledad encuentran la creatividad. A mi, incluso me gusta encontrar momentos de soledad para reflexionar, orar, encontrarme conmigo mismo y hacer un alto en el camino.
    Hay soledades, sin embargo, que son impuestas. Cuando a los homosexuales se les niega el derecho a formar su hogar, su familia. Entonces la soledad es aplastante, corrosiva, destructiva buscando sustitutos que nunca podrán llenar ese vacío. En mi anterior artículo decía que cuantos homosexuales, sobre todo lesbianas, buscan llenar ese vacío con reunionitis cristianas que no conducen a nada, con actividades culturales de las cajas, de los ayuntamientos, de las bibliotecas, conciertos, que en muchas ocasiones son auténticos petardos. Los hombres, gays de bar en bar, algunos, bebiendo. Cuantos alcohólicos hemos visto en nuestras filas o adictos a los ansiolíticos, prozac etc. Me decía un amigo mío, en una convivencia, que para él las vacaciones eran un suplicio, y así era.
    Y hay otra tipo de soledad, más dura aún, cuando estás en el armario. Estás rodeado de gente, gente a la que quieres, gente con la que compartes parte de tu vida, pero no hay puentes como dice Francisco, hay un muro infranqueable que te impide mostrarte tal y como eres. Solo, entre la gente, eso es insoportable, indescriptible. Y ante esto el gilipollas beatón, que confunde la cruz con la imbecilidad, te dice acepta tu cruz. Todos tenemos nuestra cruz, todos tenemos situaciones, hecho en nuestra vida que nos impiden caminar por un sendero de liberación y de encuentro con Dios, y con los demás, de las que nos tenemos que desprender para resucitar. No hay cruz sin resurrección.
    Hermanos la soledad impuesta, no sobrevenida o aceptada, corroe y destruye. Extendamos nuestras manos como el buen samaritano a quien está partido por la soledad o presos de perjuicios bobos.
    Un abrazo
    HILARIO

    Publicado hace 9 años #
  2. Toni
    Miembro

    Estimado Hilario: La soledad, como SOLEDAD impuesta y como tú muy bien nos explicas en el artículo, es horrible. Los homosexuales por desgracia somos grandes usuarios de tal término maldito y, aunque la sociedad de ahora (se supone) que ha cambiado y no nos tiene como enemigos de la fe; no deja de ser curioso que aunque vayamos a misa y/o llevemos una vida "normal", cuando sucede una desgracia te quedas más sólo que la una.
    Yo tuve una pareja durante cinco años y medio; por desgracia Alfonso se me fue un 1 de Junio de 1994, y aún a pesar de que vivíamos juntos mi madre, él y yo..., cuando Alfonso falleció allí no quedó nadie para consolarme. Por dejarme sin nada me dejaron hasta en la calle. Si, han leído vds bien: mi propia madre me dejó en la calle.
    ESO es SOLEDAD, eso es martirio, eso es desesperación... Pero ahora, ya con mi vida rehecha y feliz con mi marido, opino que si pasara cualquier cosa (¡Satanás no lo quiera!) el concepto de la soledad ya sería distinto ¿Por qué? Pues porque la vida está hecha para aprender de lo que te ha sucedido, por lo que la soledad, cuando ya tienes una vida ordenada, se ve de otra forma. Todos estamos aquí de paso; y lo que no se puede es estar en la vida pensando en que son los demás los que te van a sacar del atolladero. Eso es falso: del atolladero sólo se sale sólo. A la hora de la verdad, nada más que TÚ eres el que va a continuar hacia adelante.
    Por eso...si alguna vez te quedases sólo, no te creas que estás perdido y que no puedes continuar. Piensa en lo bien que se está con uno mismo y la de cosas bonitas que puedes lograr sin que nadie te venga con reproches o murmuraciones a tu espalda. Cuando estás sólo date cuenta de que dentro de un orden y llevando una vida cristiana sana... puedes hacer lo que TE DE LA GANA y CUANDO TE DE LA GANA.
    Quedar con Dios y un abrazo muy grande a todos.

    Publicado hace 9 años #
  3. HPMARTIN
    Miembro

    ¿Vivías en tu casa o en la casa de tu chico?. Conozco parejas homosexuales, que al morir uno de ellos, la familia le pusieron de patitas en la calle y no le dejaron ni entrar en su hogar. Se tuvo que ir a una pensión porque le dejaron con lo puesto, y este no es mi caso.
    Un abrazo
    HILARIO

    Publicado hace 9 años #
  4. HPMARTIN
    Miembro

    .. o estar agonizando su pareja y no dejarle entrar a despedirse, porque al no tener papeles, ni ningún justificante de su relación, no pueden entrar en el lecho de muerte, solo la familia.. y no son casos aislados. Queridos hermanos no vivimos en el mundo de yupi ni en la anarquia. Estamos en un estado de derecho y de derechos reconocidos siempre que nos adaptemos al sistema

    Publicado hace 9 años #
  5. Toni
    Miembro

    HP Martín; te explico:
    La casa era de alquiler y en ella vivíamos mi madre y yo hasta que yo conocí a Alfonso. Ambos se hicieron muy amigos, por lo que entre los tres decidimos que si juntábamos fuerzas, podíamos vivir muy bien, como así sucedió hasta que Alfonso se puso enfermo y mi madre, por desaparecer hasta ni fue capaz de acompañar a Alfonso al hospital el día que le ingresaron. Según ella: "tengo una pena tan grande que me voy a la casa del pueblo y me lo vais contando todo por teléfono.... ¡Y tú hijo, no dejes de pagar el piso en cuanto cobres!". Esas fueron las alentadoras palabras de mi madre.
    Puede parecer de una película de Almodóvar o una pieza teatral de tres al cuarto; pero por desgracia es tan real como la vida misma. ¿Y sabéis lo qué más rabia me da de todo? Pues que mi madre siempre decía que a Alfonso le quería como a un hijo...¡Menos mal!
    Al final yo terminé alcohólico, y por las calles de Madrid pidiendo dinero para tomarme un Terry para poder cuanto antes..., morir e irme con Alfonso. Mi lugar en ese momento estaba a su lado.
    Pero Dios no lo quiso así y aquí estoy: vivo, rehabilitado y felizmente casado. Dios sabe hacer las cosas, no lo dudéis.
    ¿Y mi madre....? Falleció hace cuatro años y la perdoné. Sólo espero que Dios lo haya hecho también.
    Con Dios, Toni.

    Publicado hace 9 años #

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