Si hablar de espiritualidad y sexualidad en nuestros tiempos o es un tabú o algo que no interesa, la sola idea de unir a Dios y el amor homosexual en una misma oración debe sonar a blasfemia. Quizá lo sea,pues las experiencias humanas ( la de Dios y la del amor homosexual) son eso, experiencias humanas,frágiles, con una fragilidad donde radica todo su poder.
Dios se hace presente en todas las cosas y todas las cosas son manifestaciones concretas,visibles y asequibles a los sentidos de Dios. Todo criatura es un sacramento no solo de la existencia de Dios, sino de su amor, pues la naturaleza más intima de Dios es Amor. En cada ser humano vive Dios, se presenta Dios, se ofrece Dios.
La intuición de Jesús de identificar su suerte con la de los desheredados de su mundo nos ayuda a comprender la realidad sacramental de cada ser humano, especialmente de los marginados, en quienes Jesús se hace presente como un Dios ignorado, desatendido,rechazado y hambriento.
Desde la fe cristiana Dios se nos acerca, vive con nosotros en cada rostro humano, de cada historia. Se ha cumplido así la promesa del Emmanuel, el Dios que camina entre nosotros.
Las personas homosexuales no solo somos sacramento de Dios, sino verdadera manifestación de Dios en el mundo y capaces de amar con el mismo amor de Dios.
A pesar de los calificativos morales que las autoridades de las iglesias han hecho de nosotros en sus documentos, (inmorales,inmaduros,desordenados...) nadie se atreve a afirmar que no somos amados de Dios, ni que somos incapaces de amar. Si los homosexuales somos capaces de amar es porque Dios habita en nosotros y amamos con el amor de Dios..
En todo amor homosexual hay experiencia de Dios en el encuentro, en ser el amante,en ser el amado, en la entrega sexual. ¿Cuántas personas tienen una relación amorosa? ¿Cuántas conservan esa relación a través del tiempo? ¿Cuantas viven anhelando ese amor que no llega? ¿Cuantas mueren en soledad sin el apoyo de un amor?. Tener un amor,conservar ese amor y crecer con ese amor es una experiencia de bendición.
La experiencia de Dios en el encuentro es esta: el asombro agradecido por que sucedieron las poquísimas posibilidades que han permitido el nacimiento de un amor. Para los creyentes, que vivan esa realidad, es un regalo de Dios, por eso muchas parejas han comentado: "Dios lo puso en mi camino".
YOEL .Valencia.España