Un Teólogo le preguntó a Jesús para ponerlo a prueba:
-Maestro, ¿que tengo que hacer para heredar la vida eterna?
El le dijo:
Esta escrito en la Ley, ¿ que lees en ella?.
Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón... Y al prójimo como a ti mismo.
-Bien dicho. Haz esto y tendrás vida eterna.
El letrado (teólogo), preguntó a Jesús; ¿Y quien es mi prójimo?
Jesús dijo:
Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó, cayó en manos de unos bandidos, que lo molieron a palos y se marcharon, dejándolo medio muerto.Por casualidad un sacerdote bajaba por aquel camino y, al verlo, dió un rodeo y pasó de largo. Lo mismo hizo un levita. Un Samaritano, al verlo le dio lástima,le vendó las heridas,lo llevó a una posada y lo cuidó. Cuál se portó como prójimo?....
Esta parábola junto a la del Hijo Pródigo son posiblemente las dos más populares. De entrada asociamos al Buen Samaritano a personajes con Teresa de Calcuta...o aquellos que dedican su vida a los drogatas, marginados...y salvarnos a nosotros los mariquitas. Como el letrado (Teólogo), sabemos perfectamente lo que debemos hacer, pero lo preguntamos para disimular...
Sacerdote y Levita dan un rodeo. Ambos vienen del culto, bajan de Jerusalen. Quien se detiene es el Samaritano, el hereje, el que no acepta el culto de Jerusalen (ni de Roma). Naturalmente ni todos los que siguen el culto, en realidad, dan un rodeo, ni todos los herejes y ateos se paran para atender al herido...Pero queda claro que el culto, por sí solo, no nos acerca a Dios si no está fundamentado en el amor. Se nos mueven las entrañas ante la fotografía del niño muerto en la playa de Turquía...pero no sabemos reconocer el dolor del que se sienta a nuestro lado... del que se nos comunica por internet, del que vive en nuestra escalera...
Decir Jesús al letrado (teólogo) que haga lo mismo, es a nosotros a quien nos lo dice. Todos hemos de ser samaritanos. Porque al final de los tiempos "seremos juzgados del amor".
Bernardo YOEL c.g. Valencia.España