Dejo este poema que a mí me gusta y me conmueve. Es del poeta Libanés Khalil Gibran. Pero lo que más me llama la atención, es que lo escribió cuando tenía 12 años siendo estudiante en Maristas. Me gusta la sensibilidad y la exaltación espiritual de un muchacho, que ya era hondamente religioso.
"Padre mío, abre la puerta! para que podamos entrar. Todos y cada uno de nosotros somos los hijos de tu corazón.
Abre, padre mío,la puerta. Traigo a un ladrón hoy mismo crucificado junto a mí.Pues él también tiene un alma afable, y desea que lo acojas. Robó para saciar el hambre de sus hijos. Pero sé que te va a gustar el brillo de sus ojos.
Padre mío, abre la puerta. Te traído una mujer que se entregó al amor;alzaron piedras contra ella,pero yo conozco tu bondadoso corazón y los detuve. Aún no se ha marchitado las violetas en sus ojos,y tu abril sigue viviendo en sus labios.
Sus manos sostienen la cosecha de tus días, y ahora desea entrar en tu casa.
¡Padre, has abierto la puerta. Mira: aquí están mis amigos. Los he buscado por todas partes; pero estaban atemorizados y no quisieron acompañarme, hasta que les revelé tu promesa y tu gracia. Ahora que has abierto tu puerta, ahora que has recibido y dado la bienvenida a mis compañeros, y no hay pecadores sobre la tierra, que no cuenten con migo y con tu recibimiento.
No existe el infierno, ni el purgatorio; sólo existes tú y el cielo, y existe el hombre sobre la tierra, el hijo de tu venerable corazón"
Khalil Gibran