La presencia de Jesús en la Eucaristía es un misterio. Jesús al entregarsenos como pan y como vino, quiere que nos hagamos uno con Él.
Si no nos transformamos es que sólo hemos comido pan y vino, no el cuerpo y la sangre de Jesús. No basta sólo con las palabras del presbítero; se necesita también nuestro corazón abierto para recibirlo.
La Eucaristía es algo más que una ceremonia, es un paso más en el camino para hacernos uno con Él y transformarnos en Amor y repartir a nuestro alrededor justicia, alegría y comunidad ecuménica.
fr. Barnardo Yoel,cg, Valencia. España