Deseo compartir con vosotros este poema de José Martí que Silvio Rodríguez popularizó añadiéndole música. Esta mañana, la lectura del evangelio de hoy, me recordó esta canción:
Debes amar la arcilla que va en tus manos.
Debes amar su arena hasta la locura.
Y si no, no la emprendas, que será en vano:
SÓLO EL AMOR ALUMBRA LO QUE PERDURA,
SÓLO EL AMOR CONVIERTE EN MILAGRO EL BARRO.
Debes amar el tiempo de los intentos.
Debes amar la hora que nunca brilla.
Y si no, no pretendas tocar lo cierto:
SÓLO EL AMOR ENGENDRA LA MARAVILLA,
SÓLO EL AMOR CONSIGUE ENCENDER LO MUERTO.
Cuando hoy leo en el Evangelio: "permaneced en mi amor", siento que mucho más importante que mi confianza en Dios es tener la certeza de que Él confía en mí. Siento que igual que Jesús de Nazaret creyó en Tomás, en María Magdalena, en Pedro, en la suegra de Pedro y en… Hoy creo que también me mira a los ojos y no se cansa de repetirme: ¡Creo en ti y te quiero!
Por eso, hoy cuando leo y escucho "permaneced en mi amor", surge del corazón una alabanza agradecida por aquellas personas que me han ayudado a amar el barro de que estoy hecho y a descubrir y palpar el amor de Dios.