Pues sí, ciertamente, creo que podemos creer, sin dudar, que la mayoría de las respuestas están en nuestro corazón.
Pero la mayoría de las veces andamos buscando fuera lo que tenemos dentro... Es lo que nos han enseñado... Qué le vamos a hacer...
Pero la Escritura siempre nos recuerda:
«El Reino de Dios está dentro de ti». Lc 17, 21
«Yo, el Señor, te llamé según mi plan salvador, te tomé de la mano, te formé…». Is 45, 6
«El Señor me llamó desde el seno materno, desde las entrañas de mi madre pronunció mi nombre». Is 49, 1a
"Pero tú, cuando ores, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará". Mt 6, 6
“Donde está tu tesoro, allí está también tu corazón”. Mt 6, 21
Como estamos en Año Teresiano, dejo algunas expresiones de la santa, donde nos recuerda que "el Cielo está dentro de nosotros":
"Pues pensar que hemos de entrar en el cielo y no entrar en nosotros, conociéndonos y considerando nuestra miseria y lo que debemos a Dios y pidiéndole muchas veces misericordia, es desatino." 2M 1, 11
"Por eso, hermanas mías, alto a pedir al Señor, que pues en alguna manera podemos gozar del cielo en la tierra, que nos dé su favor para que no quede por nuestra culpa y nos muestre el camino y dé fuerzas en el alma para cavar hasta hallar este tesoro escondido, pues es verdad que le hay en nosotras mismas, que esto querría yo dar a entender, si el Señor es servido que sepa." 5M 1, 2
"Así acá, estando el alma tan hecha una cosa con Dios, metida en este aposento de cielo empíreo que debemos tener en lo interior de nuestras almas porque claro está, que pues Dios está en ellas,..." 6M 4, 8
“Mas hay personas, y yo he sido una de ellas, que está el Señor enterneciéndolas y dando inspiraciones santas y luz de lo que es todo, y, en fin, dándoles este reino y poniéndolos en esta oración de quietud, y ellos haciéndose sordos. Porque son tan amigas de hablar y de decir muchas oraciones vocales muy aprisa, como quien quiere acabar su tarea, como tienen ya por sí de decirlas cada día, que aunque, -como digo- les ponga el Señor su reino en las manos, no lo admiten; sino que ellos con su rezar piensan que hacen mejor, y se divierten”. CV 31, 12b
Nada nuevo bajo el sol...