Os comparto un extracto de la reflexión que para este Jueves Santo publican las Trinitarias de Suesa. Si queréis leerlo entero lo teneis aquí:
http://www.montrinisuesa.com/images/stories/pdf/Reflex%20Jueves%20Santo%202015.pdf
Este año hemos elegido estas palabras que frecuentemente aparecen en los Salmos y quieren expresar la relación de Dios con su pueblo. Las encontramos por ejemplo en el Salmo 36: “Señor, tu amor llega al cielo, tu fidelidad hasta las nubes” o el Salmo 92 dice “proclamar tu amor por la mañana y tu fidelidad durante la noche". En el Salmo 138...
El amor y la fidelidad de Dios no es excluyente, dejando a unos dentro y a otros fuera, o dedicado especialmente a mí, frente al resto, sino incluyente. Un amor que se derrama en nosotros, nosotras, y crea, como no puede ser de otra forma, Comunión. Proviene de Dios que es Trinidad, esencialmente Comunión. Creemos que es bueno en esta sociedad que se inclina peligrosamente al individualismo aislante, utilizar un lenguaje que al escucharlo e interiorizarlo nos vaya sacando de la posible egolatría.
El amor es la vocación fundamental e innata de todo ser humano. ¿Y la fidelidad? ¿Forma parte de nuestra humanidad? ¿De nuestra semejanza a Dios?
Hay valores que están emergiendo con fuerza de nuevo en estos años en nuestra sociedad occidental: la solidaridad, la ecología, la espiritualidad… Pero la fidelidad parece que es un término que evitamos usar. Lo acotamos al terreno de la relación de pareja y así, mal entendida, nos suena a freno, a falta de libertad. Tendemos a pensar en dos, de forma dicotómica, y estas dos partes las solemos enfrentar, con lo cual nuestra manera de pensar en vez de “comunionarnos”, potenciar la comunión, nos enfrenta a la realidad que percibimos. Así deducimos que la fidelidad a uno mismo está enfrentada a la fidelidad a otra persona o a Dios. De esta forma ser fiel a alguien más allá de nuestra voluntad se nos antoja enfermizo o incluso suicida.
“El tonto todo lo cree, pero el sabio comprende” Prov. 14, 15
Hoy celebramos la fidelidad de Jesús a su Padre, su entrega libre, por encima de su voluntad. Para muchos, según la manera de pensar de nuestra sociedad, una absurdez, para otros, una locura. Como dice San Pablo, para nosotros, quienes confiamos en Él, es FUERZA de Dios.
Un abrazo
D.G.;Zaragoza