"Al orar, no os perdáis en palabras como hacen los paganos, creyendo que Dios los va a escuchar por hablar mucho." (Mt. 6, 7 )
Jesús nos dice que orar no es hablar. Orar es vivir unidos a Dios. A continuación les enseña el Padrenuestro, que no son palabras, sino vida.
Nos dice que digamos Padre "nuestro", no Padre mío". La oración nunca debe apartarnos de los demás. Debo dirigirme a Dios unido a mis hermanos los hombres. Deseando que Dios sea alabado en todas partes y luchando para que su Reino venga a nosotros. Hemos de buscar hacer, en todo momento, su voluntad. Pedimos el pan de cada día, el físico y el pan de la Palabra. Pedimos perdón, porque nosotros perdonamos. Y pedimos su protección frente al mal.
Palabras que sólo tienen sentido si soy solidario, si busco la alabanza de Dios, si lucho por el Reino, si hago su voluntad, si medito su Palabra. Una oración que debe traducirse en vida; que ha de ser Vida.
Bernardo YOEL. Valencia.España