Seguro que hemos oído alguna vez hablar del cardenal Burke, famoso por sus declaraciones homófobas, entre otras muchas salidas...
Cuando estaba el papa Benedicto en la silla de Pedro, como compartían ciertos gustos de estética rancio-tradicionalista y pensamiento excluyente, conectaban muy bien y por tanto, según Burke, era un buen papa. Se ve que, como pensaba como él...
Ahora con el papa Francisco, como no es de su cuerda, resulta que el papa ya no es bueno.
Pero bueno, este cardenal ¿de quién habla? ¿Del Evangelio o de él mismo?
En las Iglesias se debe de hablar del Evangelio, y las opiniones particulares (algunas muy respetables) son para cada uno. Así que, que se las lleve a su casa... Que a los carcas, rancios y excluyentes siempre hay que respetarlos bajo el amparo de la aparente ortodoxia. A ver cuándo respetan a las personas que intentan contruir el Reino de Dios. Más que nada por si viene el Señor y nos encuentra dormidos...
Menos mal que lo ha trasladado a Ranciolandia. Allí podrá potajear con los trapitos históricos a su gusto, mientras predica sermones para los que asienten de día y disienten de noche.
Amén-Jesús.