Como el alma ya se entrega
en las manos de Dios y el
gran amor la tiene tan
rendida, Dios quiere que,
sin que ella entienda cómo,
salga de allí sellada con su
sello, porque verdaderamente
el alma allí no hace más que
la cera cuando imprime otro
el sello. ¡Oh bondad de Dios,
solo queréis nuestra voluntad
y que no haya impedimento
como en la cera! (santa Teresa de Jesús; 5M2,12)
Un abrazo
D.G.;Zaragoza