¿Que si lo has leído en alguna parte?
Claro, en Colosenses 3, 3: "Porque habéis muerto, vuestra vida está escondida con Cristo en Dios".
Qué irónica es esta mujer, o qué humilde: puesto que no era muy común en aquella época que una mujer leyese, y menos aún la Biblia, se les prohibió expresamente a las mujeres.
No me extraña que a esta mujer la entendiesen hasta las gentes del campo. ¿Qué castellano, o mejor dicho, que persona humilde de aquella época no entendía el símil del "gusano de seda"? Palabras sencillas, contenidos profundos y verificables en la misma experiencia de cualquier persona que se preste (porque si no se presta...).
Entrando en curiosidades, la imagen del "gusano de seda", la "tortuga" y otras más, no son propiamente suyas. La del gusano es de Francisco de Osuna, un franciscano ermitaño del movimiento de los recogidos, que habitó el eremitorio de la Salceda, actual Tendilla (Guadalajara), a un lado de la carretera que va desde Cuenca hasta Guadalajara, cercano a la entonces universidad de Alcalá. Tras unas cuantas crisis, Teresa dio con el libro con el que pudo poner palabras (imágenes) a muchas de sus experiencias, esto le ayudó a ir saliendo de los primeros bachecillos. En el capítulo VI del "Tercer Abecedario Espiritual", Francisco de Osuna habla de como los justos sacan aún virtudes del amor, y utiliza esa metáfora del gusano:
"Poca cosa es a los que quieren ser perfectos sacar de las cosas ya dichas el amor, pues que no alcanzarán la cumbre de la perfección hasta que saquen el amor de las mismas virtudes que obran y lo pongan en Dios para que vivan en solo amor, como la palomita que sale del gusano de la seda al fin de su obra, la cual se mantiene de solo amor, no se curando de otra cosa alguna.
Apenas se puede en muchas palabras entender este punto, y aun los obradores de él apenas miran en ello cuando lo obran; ca por la atención grande que al airar ponen no paran mientes a las otras virtudes que hacen, porque todo les parece poco sin amor.
Los principiantes ponen gran vehemencia en callar y ayunar y rezar y andar mal vestidos; mas los perfectos en tal manera obran esto, que no ponen en ello su afección, ni lo echan de ver, por mirar a sólo el amor, que es más alto, según lo cual decía una persona espiritual que era pequeña parte de la perfección ver el hombre que obraba obras de virtud."
Ella misma habla de su aprecio por ese libro en distintas ocasiones. Lo dice en el "Libro de la Vida":
"Cuando iba, me dio aquel tío mío que tengo dicho que estaba en el camino, un libro: llámase Tercer Abecedario, que trata de enseñar oración de recogimiento...". Vida 4, 7.
Cuando este, y otros más libros calleron en manos de la Inquisición, Teresa se apenó, pero su experiencia le lleva a salir de su sufrimiento y a reconstruirse haciendo su propio libro, haciendo su vida, que está escondida en Cristo (Col 3, 3):
"Cuando se quitaron muchos libros de romance que no se leyesen, yo sentí mucho, porque algunos me daban recreación leerlos... me dijo el Señor: No tengas pena, que yo te daré libro vivo... Su Majestad ha sido el libro verdadero a donde he visto las verdades. ¡Bendito sea tal libro, que deja imprimido lo que se ha de leer y hacer de manera que no se pueda olvidar!" (Vida 26,5)
Teresa, tú que tuviste muchos toros que torear, enséñanos con tu vida a torear los nuestros; poniendo cada cosa en su sitio. Amén.