La vocación
Leyendo esta mañana las lecturas del día sobre la llamada de Xto a Andrés y Pedro he meditado sobre este hecho.
Hace ya muchos años que me sentí llamado a la vida religiosa ignorando la llamada a otro tipo de vida. Entonces, yo, sin definir totalmente mi sexualidad, y debido a la inclinación al anuncio del evangelio, a la lucha por la justicia y la opción por los pobres decidí entrar en una congregación religiosa. Tras muchas luchas internas durante tres años estuve descubriendo cual era mi vocación, cuál era el lugar que Dios quería para mi, en qué modo de vida me realizaría mejor. Eso es la vocación descubrir tu lugar en el mundo, tu misión aquí y el por qué se vive y vivirlo de una forma coherente.
Después de muchas tribulaciones, luchando contra complejos de infidelidad si dejaba aquel tipo de vida, decidí vivir mi fe religiosa, mi vida desde un laicado comprometido con el mundo.
La realidad fue dura, durante mis estudios en Salamanca me sentí solo en este empeño, no tenía una comunidad, el ambiente laicista y anticlerical de la universidad era fortísimo. A la vez mis compañeros de estudios se iban comprometiendo con su pareja y paralelamente mi condición homosexual se manifestaba con mas virulencia. Por una parte no podía compartir me fe, aunque estaba comprometido y llevaba una vida cristiana comprometida en muchas tareas, y mucho menos podía hablar en un mundo heterosexual sobre mis inclinaciones sexuales. La ansiedad se manifestaba fuertemente, mi alejamiento de la iglesia sin quererlo también.
Después llegó la hora de enfrentarme al mundo laboral, ya he escrito algo sobre esto, contratos basura, de trabajo en trabajo, lo de la vocación y el compromiso con los más pobres se debilitaba, los sueños se caían. Se trataba únicamente de sobrevivir.
Llegó la ayuda del psiquiatra, me descubrí y me acepté. Decidí vivir mi condición homosexual, conocí al que hoy es mi marido y con él llevo 10 años.
Mi reflexión es que antes de embarcarse en grandes vocaciones, lo primero que hay que hacer es aceptarse y quererse a uno mismo tal como es. Desde ahí se construye la llamada, la vocación y la realización personal; desde ahí se descubre el sentido que tiene nuestra vida. Hermanos ser gay, vivir en pareja los valores cristianos, puede ser una referencia, una acicate un impulso, abrir caminos para que otros lo tengan más fácil. Yo, Dios me libre, no me considero modelo de nadie, pero lo que se sé es que estoy viviendo mi vocación tal y como Dios me ama y me ha creado.
Un abrazo
HILARIO