Nos encontramos del paso del Antiguo Testamento (Juan) al Nuevo Testamento (Jesús). Del bautismo de agua, la purificación externa, al bautismo del Espíritu, la purificación interna.Al salir Jesús del agua los cielos se abren. Para la literatura judía, abrirse los cielos es derramarse sobre nosotros toda la bondad de Dios.
Los cristianos hemos devaluado los sacramentos. Ciertamente son un rito, pero sobretodo son una experiencia de Dios.
El Bautismo se ha convertido en un acto social. No digamos la 1ª Comunión o el Matrimonio.
Sin embargo es el momento en que realmente recibimos el Espíritu. Es en ese bautismo en el que recibimos la fuerza y el don de ser cristianos. Desgraciadamente, nuestra mediocridad espiritual nos lleva hacer de los sacramentos un acto social y perdemos la oportunidad de hacer de ellos una experiencia de Dios.
Yoel. Valencia