Hace unas horas se me llenaba el corazón de un "no-sé-qué", de esos de los que habla san Juan de la Cruz, cuando despedía a unos hermanos que han tenido la gentileza de tomar las uvas con un servidor.
El día 31 por la tarde, llegaban desde Zaragoza los hermanos: Dorian e Irimego. Para pasar en casa la última noche del año y amanecer juntos con la mirada puesta en el 2015 que, sabe Dios lo que nos deparará...
Han sido unos días cargados de acontecimientos y profundas vivencias. Todo fruto del compartir. Quién nos iba a decir que, tres personas, de tres puntas distintas de la península, íbamos a tener tanto en común. Cuando abrimos las puertas de nuestro corazón y encendemos la Llama del Amor Vivo nos damos cuenta de que las personas no somos tan distintas unas de otras, de que tenemos destinos y experiencias comunes (cada uno en su vida), de que en esencia las personas no nos diferenciamos tanto. Cuando compartimos, en una buena conversación fraterna animada por un sabroso ágape y un hermoso pan (amasado y horneado por nosostros mismos, dicho sea de paso), vamos tomando consciencia de cómo hemos ido cada uno de nosotros configurando y madurando ese "puzle" del que somos parte. Conversación amena e interesante, de esas que nos trae a la memoria aquel texto de Emaús: "No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba" (Lc 24, 32).
Y ciertamente, la vida es un continuo discernir y contemplar desde el corazón. Pero como no estamos solos en este mundo, necesitamos la voz de los demás, la voz de otros corazones que nos hable al nuestro para que "arda", como ardió el de los discípulos de Emaús; como ardía el de María en el Evagelio de ayer día 1 de enero, cuando ella, la buena Madre, guardaba TODO meditándolo en su corazón. Fuera miedos, etiquetas, prejuicios, esquemas preconcebidos; sólo comtemplación (escucha y mirada atenta), y que cale.
Comidas, cenas, abrazos y besos,silencios (que también son importantes, pues en ellos Dios habla), risas (muchas), gestos, miradas, Eucarístía, oración de Vísperas, las uvas de nuestro interior ante Jesús sacramentado en el cambio de año con toda su magia (por qué no), quién sabe qué vino darán esas uvas para este año.
¿Un mensaje para el nuevo año? Escuchemos, compartamos, querámonos. Que no nos falte la esperanza, la alegría,la ilusión. Que no nos falten tampoco las "noches oscuras" de nuestra alma, que vienen aunque no las queramos, pero que estemos en pie cuando vengan, observando, no lamentádonos y alimentando esas llamas amargas, que lo único que hacemos es empeorarnos y auto-ahogarnos; sino comprendiendo, intentado buscar luz en medio de la oscuridad, pues la luz sólo se puede ver en la oscuridad: "La luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no la recibió. Pero a cuantos la recibieron, les da poder para ser Hijos de Dios, si creen en su nombre." (cfr. Jn 1, 1)
Sólo puedo decir: ¡¡¡GRACIAS!!!
Con mis mejores deseos para este venturoso Año Nuevo 2015.
Castilla, a 2 de enero de 2015. En la Pascua de la Natividad de Ntro. Sr. Jesucristo
En arje.