En India,donde he estado no en viaje mochilero,ni buscando iluminaciones,ni para tranquilizar mi conciencia,supe de verdad que eran los pobres y la pobreza. Pero también vi lo que se que pocos pueden comprender si no lo han vivido. Lo que ellos tienen y nosotros no.
Para empezar la comunicación no era por palabras. Casi nadie hablaba inglés,y muy pocos letreros estaban en ese idioma. Algo que ya sabía a pesar del empeño de los anglomaníacos de que "en la India se habla inglés". Un inconveniente para los que íbamos,pero me alegré de ver la dignidad del pueblo indio,que no ha renunciado a sus bellos y milenarios idiomas. Y pensé en la anglomanía que invade todo y como 1.200 millones de indios (me consta que pakistanís y bangladesies también) han dicho NO a su desculturalización,a pesar de haber estado bajo la bota británica, de los que nadie se acuerda que hayan pasado por allí.
Además de aprender varias palabras y frases en hindí (la lengua de las zona que íbamos a atravesar),había una mayor comunicación,que era la mirada y los gestos. Y viendo las ganas que tenían todos de poder ser entendidos vi la enorme fuerza y energía de esos hermanos. Fuerza y energía que nos faltan a todos. Comprendí que esas fuerzas y energías no las podían sacar de las calorías que ingerían,o del bienestar social que vivían,o de sus maravillosas vidas. Todo eso que tienen y que no tenemos nosotros teniéndolo todo es para mi un misterio que no puede resolver ni la ciencia ni la imaginación. Solo la fe.