Consideremos nuestra alma
como un castillo todo de diamante
o muy claro de cristal
adonde hay muchos aposentos
así como en el cielo
hay muchas moradas.
Que si bien lo consideramos,
no es otra cosa el alma del justo
sino un paraíso adonde dice
Él tiene sus deleites. (santa Teresa de Jesús; 1M1,1)
Un abrazo
D.G.;Zaragoza