Para comprometerse a favor del necesitado, hace falta ante todo amar al prójimo sin discriminación. ¿Queremos una civilización del amor que se dirija a toda la humanidad, o una civilización en la que cada uno se encierre en sí mismo, donde el amor esté ausente y que lleve inexorablemente a un mundo que no sabe a dónde va?
Un abrazo
D.G.;Zaragoza