La iglesia católica es una de las instituciones sociales internacionales que en más ocasiones se ha manifestado públicamente sobre la homosexualidad. La mayoría de las veces,los juicios doctrinales emitidos por la jerarquía adoptan una actitud condenatoria.
La CEE en bloque,respaldada por organizaciones católicas y partidos políticos conservadores, dejó oír su voz antes y después de que el Congreso de los Diputados aprobara mayoritariamente en junio de 2005 la ley que reconoce el matrimonio civil entre personas del mismo sexo, haciendo del matrimonio homosexual uno de los principales caballos de batalla del debate social,político,jurídico, educativo y religioso de la legislatura.
Lejos de contribuir a la apertura de un debate sereno,los obispos españoles adoptaron un tono agresivo y un lenguaje aguerrido. Martínez Camino,llegó a calificar a los matrimonios homosexuales como un " virus para la sociedad" y "moneda falsa" (Bedoya,2004).
En diciembre de 2008, el estado Vaticano se opuso a la propuesta de despenalizacion mundial de la homosexualidad presentada por Francia en Naciones Unidas (onu) alegando que esta iniciativa, al incorporar nuevas categorías de personas protegidas en los organismos internacionales de vigilancia de los derechos humanos,crearía nuevas discriminaciones.
Desde sus origenes milenarios hasta nuestros días, la iglesia católica, utilizando una fuente de legitimación teológica, ha venido consolidando en cuerpo de creencias,lo que se conoce modernamente como doctrina social de la iglesia, que regula el pensamiento y condiciona a quienes profesan la fe católica.
La homofobia eclesial practicada especialmente en ámbitos religiosos y teológicos cristianos está especialmente promovida,aunque no exclusivamente,por la jerarquía y sus medios de comunicación.
La tendencia es considerar los valores propios como definitivos más allá de los cuales todo es relativo y no hay verdad posible.
Conforme a esta rigidez de valores,todas aquellas iniciativas sociales que puedan colisionar con los planteamientos de la jerarquía resultan sospechosas de socavar los cimientos de la sociedad y querer invertir el "orden natural" de las cosas.
Como cristiano gay no tengo esperanza de ver en la iglesia católica una apertura donde todos cabemos, puede que con sus guantes de seda no nos persigan, pero no veremos matrimonios canónicos gays, presbíteros gays y que la mesa de la eucaristía la presida una mujer. Puede que un día haya menos derecho canónico y más Evangelio.
bernardo yoel.valencia