Los cristianos amamos el mundo y tantas cosas buenas que hay en el mundo, porque ha salido de las manos de Dios; pero no ponemos la esperanza final en este mundo. Nuestra esperanza es Cristo Jesús, el Verbo de Dios que se hizo hombre y que, después de morir, resucitó. ¡Nuestra esperanza no es vana y no quedará defraudada!
Un abrazo
D.G.;Zaragoza