Volvían de una celebración litúrgica de la iglesia principal. El joven Prior comentaba:
-¡Ojala las ceremonias sean siempre tan concurridas!
Sonrió el abad Ferran y respondió:
-Lo importante no es la cantidad de personas que asisten, sino el que formen una comunidad. Por desgracias, muchas veces, lo que encontramos es una colectividad, una masa, un grupo, pero no forman necesariamente una comunidad.
Liego añadió:
- Demasiadas veces, los asistentes a una ceremonia litúrgica, formamos un grupo pasivo, un grupo de desconocidos entre nosotros, meros espectadores de lo que se hace en el presbiterio. Eso es puro teatro.
Miro al joven Prior a los ojos y prosiguió:
- Ya sabes que el término iglesia originariamente significa asamblea. Ni es un edificio, ni es una estructura jerárquica. Es la asamblea de los Hijos de Dios. Es la asamblea de los discípulos de Jesús. Es la comunidad de hombres y mujeres que se sienten hermanos y por eso rezan juntos, meditan juntos, cantan juntos y luchan juntos por la justicia.
Y concluyó preguntando:
-¿Crees que esa es la imagen que dan nuestras ceremonias litúrgicas?.
bernardo Yöel. Valencia
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