Habían finalizado la oración matutina. Un joven visitante comento:
-Tras estos momento de meditación me siento lleno y feliz.
El Abad sonrió complacido y le dijo:
-Es que Dios nos habla de diferentes maneras. Una de ellas es a través del silencio de la meditación. En este silencio se vislumbran grandes cosas. Pero Dios también nos hable a través de la naturaleza, a través de los demás, a través de los acontecimientos de cada día...
El Abad comentó:
-Todas las personas buscan desarrollar su yo. El problema está en que no sabemos lo que es el verdadero yo o no acertamos con el camino para desarrollarlo.
Miró al joven y prosiguió:
-Nos cuesta mucho descubrir que el auténtico yo es un "nosotros". Ciertamente hemos de buscarlo en nuestro interior, pero sólo lo encontramos cuando matamos el egoísmo y vemos nuestro yo personal sustentado por los demás. En ese yo personal-comunitario es donde está el conocimiento de Dios y de todo lo que existe. En ese yo personal-comunitario está la Persona divina, origen de todo ser.
bernardo Yöel. Valencia