Volvían de una reunión de religiosos. El Abad había permanecido en silencio todo el rato.
Era evidente que no le había gustado. Por eso el novicio le preguntó:
-No le ha gustado lo que se ha tratado en la reunión
El Abad esperó todavía un rato en responder:
-Me parece que en esta reunión no hemos visto los caminos del Señor.
El novicio quedó sorprendido, pero no se atrevió a preguntar, esperando que el Abad siguiera hablando. Y así lo hizo:
Mira hermano sólo sabemos ver los caminos de Dios en lo oficial, lo ritual, lo obligatorio...nos estamos perdiendo una gran riqueza. La de darnos cuenta de que todo hombre y mujer, de que toda la vida humana son caminos que llevan a Dios y que Dios se revela a través de ellos.
Miró al novicio con simpatía y concluyó:
-Corremos el peligro de encerrarnos en nosotros mismos y así no vemos lo que Dios, a través de los hombres, nos está pidiendo. De lo que debemos preocuparnos, es de mirar cómo ser fieles hoy a nuestros ideales. Es a través de los hombres que descubrimos los caminos de Dios...
fr. bernardo Yöel. Valencia