Esperando a que me adjudiquen plaza para la interinidad de este año, por las mañanas me gusta oír los desayunos de la Uno.
Hace unos días oí a Félix Pons hablar del problema catalán comparándolo con una partida de Mus. Dijo textualmente que habían dado un órdago al nacionalismo catalán.
No voy a hablar del nacionalismo catalán porque pienso que este no es sitio ni lugar para hablar de este tema. Lo que si que voy a hacer es una reflexión de la situación política actual partiendo de este juego: El Mus.
Las reglas básicas del Mus son las siguientes: juegan dos parejas y el objeto es ganar las siguientes apuestas: la chica ( emparejamiento de las cartas más bajas); la grande ( las cartas mas grandes); medias( casar más de dos cartas con la misma numeración) y el juego ( llegar o estar más cerca de los 31 puntos o por encima).
A mí personalmente me gustan más otro tipo de juego de cartas: Chinchón, Tute o la Brisca, no obstante partiendo del Mus hago la reflexión siguiente:
El objeto del Mus es amedrentar a la pareja contraria y hacer que desista de la apuesta para ello se pueden utilizar las cartas que uno tiene o farolear, es decir, simular las cartas que uno no tiene. En este juego se utiliza la estrategia, la astucia, la perspicacia para ganar.
En la actividad política hoy y siempre se ha utilizado estas cualidades lo que no está mal siempre que no se ignore al ser humano.
En el Mus lo que importa es ganar, es un juego y ahí está su motivación. En la actividad política no debe importar como último extremo el ganar, se deben utilizar las cualidades, las destrezas, pero no desde una perspectiva Maquiavélica: el fin justifica los medios.
La situación política de nuestro país es bochornosa. Nuestro congreso es una pugna de echar unos contra otros corruptelas como si fueran una apuesta del juego de Mus. Se va de farol: se incumplen los programas, se miente por sistema, se suavizan las cifras del paro, se manipulan las estadísticas, se fabrican cortinas de humo, se manipula la información…. Y el resultado final es que la pobreza aumenta de forma alarmante, las diferencias entre pobres y ricos son cada vez mayores, los derechos adquiridos ( entre ellos los del colectivo gay) intentan minorarlos, se está produciendo una involución por el miedo, resurgiendo actitudes xenófobas y homófobas.
Señores políticos trabajen por el bien común y no nos cuenten milongas, luchen y trabajen desde la honestidad y no desde la trampa y el disimulo. Señores políticos la política no es un juego, estamos tratando con personas individuales y autónomas con toda su digindad.
Un saludo
Hilario