Abraham Lincoln fue el Presidente,como sabrá la mayoría,bajo cuyo mandato se estableció la enmienda constitucional en EE.UU. que prohibía y abolía la esclavitud,y que tuvo que lidiar con la Guerra de Secesión,en que los Estados racistas y esclavistas del sur se separaron de Estados Unidos para poder seguir teniendo como a los negros como ganado.
Afortunadamente,ganaron los que buscaba que todos los hombres fuesen libres y en las iglesias calvinistas del sur pasaron de apoyar y promocionar la esclavitud a apoyar y promocioanar la discriminación racial,que duró 100 años más. Pero ya el pueblo afromericano se libró de ser propiedad de nadie ni tener que recibir latigazos si no hacía bien su trabajo.La mayoría dejó esas tierras malvadas y se fueron a las ciudades industriales del norte.
Lincoln contó algo ocurrido en su juventud,y que cambio la historia del pueblo afromericano y de todos los Estados Unidos. Lincoln era un hijo de granjeros de Illinois,y ese parecía ser su destino.Pero buscaba un camino propio en su vida,que no sabía como ni donde iniciar.
Un día,se encontró con un buhonero que le ofreció venderle un baúl lleno de cacharros viejos por un dólar. Al principio el joven Lincoln dudó,pero por esa voz interior que todos tenemos accedió y se lo compró.
En su casa,Lincoln echó una ojeada al baúl. Debajo de varios cacharros viejos,había unos libros de Derecho,que Lincoln leyó y le hizo encontrar el camino que estaba buscando. Entró en política y llegó a ser Presidente de EE.UU. y contribuir a que 8 millones de seres humanos en su país fuesen ya libres definitivamente.
Deberíamos escuchar más esa voz interior que nos dice que hagamos algo correcto. De ese acto puede surgir,como en la parábola del grano de mostaza,un árbol muy grande.
