Abraham parte sin saber adónde va, confiado. Y le ocurre esta aventura: Se le pide preparar un holocausto, el de su hijo Isaac. Su hijo le dice: "Aquí está la leña y el fuego, pero ¿dónde está el cordero para el holocausto?"
No se puede caminar en la fe sin hacerse esta pregunta, por lo menos una vez en la vida, y sin que tengamos que descubrir lo que se nos pide que ofrezcamos.
Pero. ¿por qué temer la voluntad de Dios cuando ésta no es más que una voluntad de amor? Dios no quiere el sufrimiento humano.
La leña es la confianza del corazón. Sólo con ella se inflama el fuego de un amor.
Un abrazo
D.G.;Zaragoza