Su gestor San Francisco de Asís, su seguidora más conocida la Madre Teresa de Calcuta, ambos predicaron el evangelio a través del testimonio, abrazando y amando al desvalido, al pobre, al enfermo, al marginado, entregando el alma haciendo jirones su piel, dejando sus vidas en cada necesitado y sin importar marcar con surcos sus rostros al hacer suyo el dolor de la humanidad. Nacieron y vivieron en momentos históricos disimiles pero ambos amaron hasta el dolor y cuando les dolió dieron más.
Hermanos olvidados por la Iglesia, por su llamado a una vida austera y simple, animando a sus seguidores a hacerlo de igual manera, pensamiento que no comulga con la vida pomposa de las altas jerarquías eclesiásticas, sus excesos y su opulencia entre tantos necesitados y tantos olvidados.
Su filosofía de entrega se resume simplemente en la generosidad de espíritu, en saber darse a los demás. Integrando a cada criatura de Dios descartando de sus vidas la exclusión y la marginalización, concibiendo como aceptos al amor de Dios a todos los seres humanos, prodigándoles compasión y misericordia. Sabiéndose mortales y pecadores nunca juzgaron solo amaron.
Reflejando día con día un alma en la que Dios lo es todo sin división, un alma que se nutre de las verdades de la fe cristiana, que se da enteramente a Cristo crucificado. Una vida rendida a Dios, una vida libre de todo egocentrismo, de todo materialismo y de ambiciones banales, una vida de servicio al Creador y al prójimo.
Su más grande legado, su forma de vida, su prédica callada dejando que su actuar se hiciera oír. La gran importancia de ser hacedores de la voluntad de Dios, de vivir conforme a las enseñanzas de Jesús y no ser simples oidores hipócritas que solo dicen pero no hacen.
Una vida dedicada a anunciar la paz que residía en sus corazones producto de su comunión con Dios, comunión producto de la oración y la meditación, sin dejar lugar para las preocupaciones ni para la disipación.
Su lema “comienza haciendo lo que es necesario, después lo que es posible y de repente estarás haciendo lo imposible”
Queridos hermanos esta es la teología que debemos practicar, haciendo el bien sin mirar a quien, dejando de mirar a los hombres que detentan y controlan el poder dentro de las Iglesias, ya que estos hombres como humanos imperfectos siempre nos van a decepcionar, únicamente debemos procurar mantener nuestra mirada en la Cruz, olvidémonos de iglesias que se concibieron entre cuatro paredes, hoy la iglesia debe estar donde están los que aman a Dios, no por temor, sino por convicción, porque experimentamos su amor, porque no sabemos vivir sin Él , porque lo necesitamos simplemente porque lo amamos.
No olvidemos las palabras de la Madre Teresa: “Para hacer que una lámpara esté siempre encendida, no debemos de dejar de ponerle aceite”, y este aceite es la oración, la comunión con Dios y el amor al prójimo.
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La teología de la acción, la teología del amor
(4 mensajes)-
Publicado hace 10 años #
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No cabe duda: si la teología no sale al paso de los problemas reales de los hombres, se convierte, una vez mas, en un discurso infecundo sobre el sexo de los ángeles.
Un abrazo
D.G.;Zaragoza (ahora desde Málaga)Publicado hace 10 años # -
Cuando hablas de la teología de la acción, me acuerdo en estos días de testimonios como el que dan tantas personas desde su sencillo quehacer diario, como el caso de Miguel Pajares, hermano de San Juan de Dios fallecido la pasada semana pasada por haberse contagiado del Ébola cuando trabajaba como enfermero en un Hospital de su orden en un país de África y otras tantas personas que desde el anonimato y de forma sencilla están siempre disponibles para los necesitados tal y como nos enseñó Jesús.
Abrazos
Ignaciano-Zaragoza
Publicado hace 10 años # -
Acertado ejemplo y hermoso testimonio de predicar con el actuar y de amar hasta entregar la vida. Gracias
Publicado hace 10 años #
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