Con frecuencia el corazón humano está habitado por un temor secreto: Dios va a castigarme. ¿De dónde procede este sentimiento de culpa, ya desde la infancia?
Pensar que Dios castiga al ser humano es uno de los mayores obstáculos para la fe. Cuando se ve a Dios como a un juez tiránico, san Juan recuerda en letra de fuego: "Dios es amor. No fuimos nosotros sino él quien nos amó. En lo que a nosotros respecta, amemos porque él nos ha amado primero."
Todo comienza por esto: dejarse amar por Dios. Pero no es tan sencillo...¿Cómo es posible que algunos cristianos tengan tanta dificultad para saberse amados?
Dios te ama antes de que tú lo ames. Crees que no lo esperas y él te espera. Dices "yo no soy digno" y él te coloca en tu dedo el anillo del hijo pródigo.
Aquí está el giro total del Evangelio.
Un abrazo
D.G.;Zaragoza