"Pedir y Dios os dará, buscad y encontraréis, llamad a la puerta y se os abrirá. Por que el que pide recibe, el que busca encuentra y el que llama se le abre."
"Así pues, haced con los demás lo mismo que queréis que los demás hagan con vosotros. Esto es lo que mandan la ley de Moisés y los escritos de los profetas"
Los creyentes nos vamos de un extremo a otro. O bien, apoyándonos en este texto, convertimos la oración en una lista de peticiones, o hacemos de la oración un acto narcisista en el que nos olvidamos de Dios y buscamos solamente la paz interior,mirarnos plácidamente el ombligo...
Últimamente casi se ha barrido la oración y la hemos convertido en una máquina expendedora. Echamos las monedas de la oración, encendemos la vela y marcamos el producto que deseamos y el Padre nos lo concede. Eso es desvirtuar la oración y tener una imagen de Dios totalmente equivocada.
Y aún queda otro detalle. Jesús no se queda en la oración. Pasa a lo que debemos hacer: "Haced con los demás lo que queréis que los demás hagan con vosotros." La oración debe acercarnos al otro. No encerrarnos en nosotros mismo.
fr. bernardo yöel. valencia