Unos cuantos monjes asistieron con un grupo de amigos a la despedida de uno de ellos, que por motivos de trabajo, cambiaba de población. Cuando volvían al monasterio uno de ellos dijo:
- Es curioso que en una sociedad tan lúdica en la que vivimos, se hacen macro fiestas, se sale los viernes y sábados por la noche, pero... no damos importancia a las celebraciones íntimas, celebrar los momentos gratos, sentirnos acompañados de nuestros amigos... no sentirnos solos.
Guardó silencio mientras atravesaban una calle muy transitada y luego continuó:
-Jesús quiso despedirse de los suyos con una celebración. Por que la última cena fue una celebración y no necesariamente triste. ¿Acaso no habló Jesús del amor?. Hay pequeñas comunidades en que realmente viven las celebraciones como una fiesta... Pero con frecuencia no son más que actos rutinarios, tristes y aburridos.
- Celebración es darle sentido a nuestras reuniones. cuando nos reunimos sabiendo por qué lo hacemos, esto nos une y nos compromete. Nos hace sentirnos hermanos y salimos con más fuerza para enfrentarnos a la vida. La celebración la pueden empezar dos personas dejando la puerta abierta...
fr. bernardo Yoel. valencia