¿Pero cómo reconocer esta llamada y descubrir lo que Él espera de nosotros? Dios espera que seamos un reflejo de su presencia, portadores de una esperanza de Evangelio.
¿No ha depositado Él ya en nosotros un deseo de eternidad y de infinito? En Él, a cada edad, es posible reencontrar un impulso, y decirnos: "¡Ten un corazón decidido, y prosigue tu camino!" Y de esta manera lo oscuro, e incluso inquietante, llega a esclarecerse. Hasta el final de nuestros días, la confianza de un sí puede aportar tanta claridad. Cristo comprende lo que nos obstaculiza interiormente. Al superarlo, le damos una prueba de nuestro amor.
Un abrazo
D.G.;Zaragoza