Una espiritualidad desviada nos pide el ayuno, cilicios, sacrificar el cuerpo para agradar a Dios. Esto parte de una imagen falsa de un dios que quiere el sufrimiento del hombre. Ayunar para que nos vean y no para dar a los que no tienen que comer el importe de la comida, no tienen ningún sentido.
Isaías ya lo dijo en nombre de Dios: " El ayuno que yo quiero es este: libera a los que has encarcelado injustamente, desata las correas del yugo, deja libre a los oprimidos y rompe todo tipo de yugos. Comparte tu pan con los que pasan hambres...no cojas manía a tu vecino, pierde un poco de tu tiempo con los que están solos, escucha a los ancianos...
Nuestro ayuno y sacrificio ha de ser solidario o no es cristiano.
Con Jesús empieza la búsqueda del Reino. Es decir, la búsqueda de la justicia, de la alegría, de la paz.
¿Ayuno? Sí,pero unido a la felicidad del amor y al gozo de vivir.
fr. bernardo yoel. valencia